Tuesday, August 29, 2006

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Una de las cosas que más me sorprendió durante mi infancia, fue el enterarme de que el brillo que vemos en las estrellas no es más que el destello que emitieron quizás hace miles o millones de años. Pero lo que realmente me maravillo fue el hecho de que quizás algunas de estas ya estuvieran extintas y que de ellas solo quedara aquel brillo que estábamos percibiendo.
Cuando una luz que observamos se apaga lentamente, nuestros ojos se van acostumbrando a la oscuridad hasta que de cierta manera nos podemos manejar en esta, pero cuando esta se va de golpe dejándonos de inmediato en las tinieblas todo es diferente y aunque sea por un instante tenemos miedo y no pensamos ni siquiera en movernos en permanecer estáticos y mantenernos como si nada ha cambiado, como si nada fuese diferente.
Así como ocurre con aquella luz, ocurre con la vida misma. Una vida que se apaga lentamente deja espacio para un tiempo de preparación en que todo aquel que esta a su alrededor toma un poco mas de fuerzas y de una manera u otra parece estar un poco mas preparado para aquel vació que le espera, mientras que cuando sucede de manera inesperada, da la impresión de que hasta el ultimo aliento se ha ido y con el por unos segundo tu alma.
Los hombres somos como las estrellas en el cielo, quizás el brillo que emitamos, sea en realidad aquel que salio de nosotros hace tanto que no acordamos y en el peor de los casos aunque veamos un glorioso destello es probable que no sea mas que los débiles gemidos de un astro hoy muerto.
Tantas personas nos rodean pero cada vez estamos mas solos, tantos ojos nos ven y tan pocos pueden ver aquel núcleo frió que alguna vez fue un sol. Por que nos hemos acostumbrado a ver y no a observar a oír y a no escuchar, tantas voces claman por un segundo, por un aliento o una mirada y nadamos entre su angustia a veces ignorándolas y otras tantas tan solo desconociéndolas y quizás cuando recibamos aquel ultimo destello, será muy tarde y ya de aquel cuerpo no vendrán mas y todo será oscuro, el silencio bañara la nada y junto con el las lagrimas y la soledad.